España desde Colombia

septiembre 3, 2008

Hace apenas unos días, el juez Baltasar Garzón presenció en el Urabá antioqueño la exhumación de una fosa común de víctimas del paramilitarismo, junto con el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional Luis Moreno Ocampo. Garzón declaró «sentirse impactado con lo que presenció, pues nunca había estado en un procedimiento de este tipo».

Apenas dos días después de presenciar la exhumación, el juez hacía pública una providencia encaminada a identificar a las posibles víctimas desaparecudas a partir del 17 de julio de 1936, como paso previo a decidir si es competente para investigar las denuncias que varias asociaciones de memoria histórica presentaron el 18 de julio de 2007 en la Audiencia Nacional. Estos colectivos solicitaban la persecución penal por delitos de lesa humanidad de los autores de las desapariciones, asesinatos, torturas y exilios forzosos que se cometieron a partir de 1936.

Tal vez su visita a Colombia haya influido en la decisión del juez Garzón. Y en Colombia recibo la noticia, y le dedico un rato a leer las reacciones que ha tenido en un par de medios conservadores.

El Mundo

Titula su editorial de ayer «Truculenta garzonada» y lanza algunas perlas como las siguientes:

(…) el hecho es que el juez de la Audiencia Nacional vuelve a agitar esos duendes macabros al abrir una especie de macroinvestigación judicial sobre los crímenes cometidos por el llamado bando «nacional» durante la Guerra Civil y la primera época del franquismo.

Para el diario El Mundo, investigar delitos de lesa humanidad es «agitar duendes macabros».

La iniciativa de Garzón recuerda mucho a la Causa General ordenada por Franco en 1940, con el propósito de catalogar y denunciar todos los delitos cometidos por los partidarios de la República desde abril de 1931. La Causa General de Franco fue, sobre todo, un acto propagandístico para intimidar a los vencidos. Es difícil saber qué se propone Garzón, pero todo indica que intenta recuperar el protagonismo perdido en los medios de comunicación.

Para el diario El Mundo es comparable una investigación judicial en un sistema democrático, que un instrumento de represión de la dictadura franquista, como fue la Causa General.

Ni que decir tiene que estamos ante una iniciativa truculenta sin ninguna posibilidad de prosperar. En primer lugar, porque Garzón no es competente para investigar estos crímenes. Y, en segundo lugar, porque la Ley de Amnistía, aprobada por el Congreso en octubre de 1977, ponía punto y final a cualquier tipo de responsabilidad penal por delitos políticos cometidos con anterioridad al 15 de diciembre de 1976, fueran de la gravedad que fueran.

Pareciera que al diario El Mundo le preocupa que propere la iniciativa. Y tal vez convendría recordar que en Argentina, las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida fueron declaradas nulas por la Corte Suprema de justicia, por ser consideradas inconstitucionales, en 2005.

Además, la investigación de esas desapariciones exigiría ingentes recursos humanos y materiales, de los que el sistema judicial no dispone.

Esta razón si me parece convincente. Dejemos entonces en libertad a delincuentes porque el sistema judicial no dispone de recursos.

Esta última de sus garzonadas ni siquiera puede ser tomada en serio. Es un puro disparate sin opción alguna de salir adelante. Sería cuestión de olvidar este despropósito si no fuera porque hace un tremendo daño a la Justicia y a la Audiencia Nacional. El Consejo General del Poder Judicial debería intervenir para poner en su sitio a Garzón, al que le han permitido ya demasiados excesos.

Sin embargo, a mi me parece que esta «garzonada» dignifica la justicia española y contribuye a la democracia en el pais.

LIBERTAD DIGITAL

Titula su editorial «Garzón el desenterrador» y estas son algunas de las perlas:

(…) el juez estrella ha decidido abrir una investigación sobre algo tan peregrino como las muertes acaecidas durante la Guerra Civil y la posguerra.

Para el diario digital del ínclito Jiménez Losantos investigar posibles delitos de lesa humanidad, es algo peregrino. Pero bueno, ya sabemos como se las gasta el señor Losantos.

Remover una tragedia nacional como fue la Guerra Civil con intereses políticos constituye una inmoralidad de primer orden que atenta contra el sentido común y contra el espíritu de reconciliación que, al menos en sus primeros tiempos, inspiró a la democracia española. Ahora, cuando las heridas ya han cicatrizado y la guerra es un doloroso pero necesario recuerdo que nos enseña la senda que los españoles no debemos volver a pisar, no viene a cuento poner en marcha una investigación judicial sobre los crímenes cometidos entonces. Ha pasado demasiado tiempo y, tratándose de una Guerra Civil, es difícil establecer responsabilidades y más cuando los dos sistemas políticos que se enfrentaron –la República y el régimen de Franco– se han extinguido hace varias décadas.

Que los familiares de las víctimas del franquismo puedan enterrar dignamente a sus familiares es una inmoralidad. Y establecer responsabilidades penales es díficil. Pero, para eso están los juzgados, ¿no?

¿Qué pretende Garzón sacar en claro de esta ocurrencia? ¿Pondrá a los responsables –que llevan décadas muertos– frente a un tribunal o se limitará a condenarlos en rebeldía?

¿Décadas muertos? Algunos de los ministros de la dictadura siguen vivos… y en activo!! Y en cualquier caso, ¿no escucharon hablar estos señores de Verdad, Justicia y Reparación? Tal vez les convenga leer lo que dice Naciones Unidas al respecto, precisamente para el caso colombiano: «El esclarecimiento pleno de los hechos y crímenes cometidos es el elemento clave para lograr conocer la verdad, realizar la justicia, y garantizar la reparación a las víctimas«, «La mejor contribución a la reconciliación nacional es garantizar la adecuada y
efectiva reparación a las víctimas, por parte de los victimarios y del Estado en lo que corresponda
«.


Ya era hora

septiembre 2, 2008

Hace apenas unos días, conversaba con gentes latinoamericanas acerca de la figura del juez Baltasar Garzón. Para ellos, Garzón es el juez que promovió el arresto de Pinochet y que levantó cargos de genocidio contra los militares de la dictadura argentina.

Yo sin embargo les contaba que, además de sus discutibles actuaciones contra la izquierda abertzale en el País Vasco, y reconociendo el mérito de sus actuaciones contra los dictadores y genocidas latinoamericanos, para mi ganaría mucho reconocimiento si actuara de la misma manera contra los que ostentaron el poder dictatorial durante cuarenta años en España.

Hoy leo en la prensa que Baltasar Garzón dio un primer paso en relación a la memoria podrida de España. Tengo que reconocer pues, que con eso avanza mi reconocimiento hacia el juez.


Más demócratas de toda la vida

diciembre 31, 2007

Si hace un par de meses comentaba las declaraciones del europarlamentario del Partido Popular, Mayor Oreja, en las que se preguntaba «¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias de lo vivieron con naturalidad y normalidad?» hoy le toca el turno a las declaraciones del Presidente Fundador del partido, que en una entrevista concedida al diario El Faro de Vigo afirma compartir «completamente» la afirmación de Mayor Oreja y que «Franco sentó las bases para una España con más orden«.

Esta es la derecha que tenemos este país, una derecha que se mantiene firme en su defensa de un dictador.


Denuncian al demócrata de toda la vida

octubre 20, 2007

Iñigo Landa Larrazábal ha presentado una denuncia contra el Sr. Mayor Oreja por supuestas “injurias y apología del terrorismo franquista”.

Me sumo a su indignación y me quito el sombrero ante su iniciativa.


Demócrata de toda la vida

octubre 15, 2007

¿Se acuerdan ustedes del Sr. Jaime Mayor Oreja? Fue Ministro del Interior con José María Aznar entre 1996 y 2001. En la actualidad es eurodiputado, jefe de la Delegación española en el Grupo del PPE-DE (Partido Popular Europeo-Democratas Europeos), Vicepresidente de este Grupo en la Eurocámara y miembro de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior.

Pues este señor, Democrata y defensor de las Libertades Civiles de toda la vida, se ha largado las siguientes declaraciones en una entrevista en el diario La Voz de Galicia:

«¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad? En mi tierra vasca hubo unos mitos infinitos. Fue mucho peor la guerra que el franquismo. Algunos dicen que las persecuciones en los pueblos vascos fueron terribles, pero no debieron serlo tanto cuando todos los guardias civiles gallegos pedían ir al País Vasco. Era una situación de extraordinaria placidez. Dejemos las disquisiciones sobre el franquismo a los historiadores.»

Sr. Mayor Oreja, me permito darle algunos consejos:

1.- Como la disquisiciones son para historiadores, le recomiendo urgentemente un curso de historia moderna de España (de esa España de la que a usted se le llena la boca).

2.- Si después del curso no lo tiene del todo claro, estaría encantado de concertarle una cita con mi abuelo para que le contara la placidez con la que se vivía en el penal de Chinchilla (Albacete) después de la guerra, y la naturalidad y normalidad con la que sufría las torturas que le infligían los esbirros del dictador.

3.- Si después de ésto sigue usted pensando lo mismo, apúntese como oyente a la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Unos conceptos básicos de Derechos Humanos no le vendrían mal.

4.- Como todas estas actividades le van a tener muy ocupado (leídas sus declaraciones, creo que un proceso educativo que le convierta a usted en un demócrata respetuoso con los Derechos Humanos le va a llevar un buen tiempo), le sugiero que dimita de todos sus cargos en la Eurocámara.

Sr. Mayor Oreja. Me avergüenza profundamente que usted represente al país en el que habito en la Eurocámara.

Aunque para ser ecuánime, algo tengo que reconocerle Sr. Mayor Oreja. Usted no se esconde, no disimula. Usted no guarda para la intimidad sus gustos fascistas, como hacen muchos de sus compañeros de viaje.


Los desposeídos por Franco

octubre 6, 2007

En el post de ayer hablaba de los desposeídos por Franco y sus amigos. Hoy, Público aborda el tema en un interesante reportaje, con tres artículos: Los desposeídos por Franco exigen justicia, El dinero incautado alimentó las quintas columnas falangistas, y El Pazo de Meirá, un regalo demasiado caro para Galicia.

Enhorabuena por abordar este tema, hasta ahora prácticamente olvidado por la prensa española.


La familia de Pinochet

octubre 5, 2007

Leo en la prensa de hoy que la justicia chilena anda siguiendo los pasos de la familia de Pinochet, y ha ordenado la detención de su viuda y sus cinco hijos, por su relación con las cuentas secretas del dictador (ver noticias aquí y aquí).

Curiosamente, hace unos días también aparecía en la prensa que la Xunta de Galicia solicitaba permiso ante un juzgado para inspeccionar el Pazo de Meirás. Aquí, a lo máximo que se llega, tres décadas después de la muerte de nuestro dictador, es a valorar si se considera Bien de Interés Cultural el Pazo, para abrirlo al público cuatro días al mes.

En este país todavía tenemos que aguantar que la derecha y la jerarquía de la iglesia católica, sustento ambas de la dictadura, asuman el discurso de la estupenda transición que vivimos (transición a la que se resistieron con todas sus fuerzas para no perder sus privilegios). Transición que supuso la ausencia total de justicia, de verdad y de reparación. Nos lo cuenta estupendamente Almudena Grandes en su impresionante novela El corazón helado en la que aborda, entre otras muchísimas cuestiones, la realidad de muchas fortunas actuales surgidas de la rapiña de las familias amigas del régimen anterior.

Y ante los titubeos del gobierno con su Ley de Memoria Histórica, tenemos que escuchar también las voces de amplios sectores de la izquierda, justificándolo en que todavía no se dan las condiciones para medidas más drásticas. ¿Son mejores las condiciones que se dan en Chile? ¿En Argentina? ¿En Colombia?

¡¡Y todavía nos atrevemos a ir dando lecciones de democracia por el mundo!!