El gobierno de Venezuela ha expulsado del país a Jose Miguel Vivanco y Daniel Wilkinson, director y subdirector respectivamente de la División de las Américas de Human Rigths Watch, tras la publicación por parte de esta organización del informe «Una década de Chávez. Intolerancia política y oportunidades perdidas para el progreso de los Derechos Humanos en Venezuela«.
Gravísima, la decisión de expulsar del país a los representantes de un organismo de derechos humanos, por ser críticos con el gobierno. Sin duda, es una expresión de la intolerancia que desde HRW denuncian.
El gobierno de Venezuela alegó, entre otros motivos, que Vivanco actuó «inmiscuyéndose ilegalmente en los asuntos internos» del país. No pareciera que el gobierno de Hugo Chávez sea el más apropiado para hablar de injerencia en los asuntos de otros países.
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Probablemente no es la mejor de las decisiones, sin duda. De todas formas, lo que también creo que es justo decir es que un informe con las afirmaciones tan rotundas como las que tiene éste tampoco debe quedar ni en el olvido (porque es cierto que hay mucho que discutir sobre el proceso en Venezula y mucho que mejorar…y también hay pasos dados), ni en la validación «por defecto» (si nadie se queja, es que son correctas todas las valoraciones que se vierten).
No he tendio la oportunidad de leer el informe en detalle, pero sí de consultar algunas partes que me parecen especialmente interesantes (es cuestión de gustos y de querencias, como los toros): uno PDVSA, dos medios de comunicación.
Hay una mención a la discriminación en PDVSA. Si bien es cierto que hubo un despido masivo de personal, también hay que acudir a los hechos para calibrar. El paro petroleo no fue una huelga equiparable a un «movimiento obrero» que reclama derechos. Por de pronto debe saber la gente que antes del gobierno de Chávez, había dos tipos de trabajadores en Venezuela: petroleros (y afines) y no petroleros. División que era casi asumuble una división de clase (ricos y pobres). A pesar de ser una empresa pública (antes que Chávez ya lo era, no se olviden), los sueldos del personal no tenían nada que ver ni con los sueldos de funcionarios de similar nivel ni mucho menos con las empresas de sectores que no fueran el energético. Además, dado el clientelismo político (no se de qué se sorprenden los de HRW, si es una lacra incrustada desde los 50) propio de la época del puntofijismo (pacto por el que se alternaron el gobierno dos aprtidos, AD y COPEI…y que en algún sitio no precisamente progresista recuerdo haber leído como un gran logro político con un paralelismo significativo a los Pactos de la Moncloa…y creo que en el contexto de la cita pretendía ser un piropo…), la estructura empresarial estaba sobrecargada de mandos intermedios, con puesto de gerente, absolutamente injustificados. Para que se hagan un orden de magnitud, un gerente (no olviden, mando intermedio de una empresa de aprox 50.000 empelados) antes del paro podía esr cobrando un sueldo de unos 5 millones de bolívares, cuando el bolívar estaba por debajo de los 1000 por dólar USA (algo más de 700 a finales de los 90), en una época en la que el equivalente de euro se estimaba (no circulaba) a algo más de 0,60 de dolar USA. Háganse la cuenta… (supera con mucho el millón de pesetas mensuales de hace una década). Ah, y se me olvidaba, en aquel «paro» los «huelguistas» se dedicaron a sabotear las instalaciones y a dejar desabastecida a toda la población. Una actitud la mar de democrática.
Y sore los medios: parece que el gran pecado de intolerancia y coherción de Chávez es no renovar la licencia de RCTV y financiar medios de comunicación públicos. Así quiero yo a mis políticos de intolerantes… Podríamos hablar largo y tendido del cierre de Radio Caracas y de los medios «chavistas» de propaganda, pero creo que hay mucho dicho por ahí y es fácil contrastar (véase el Blog de Pascual Serrano, por ejemplo). Y es claro que mal de muchos consuelo de tontos, pero me gustaría saber qué pasaría con un informe de HRW en España. Con la misma metodología empleada, quizá más de uno se llevaría una sorpresa.
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